El mieloma múltiple, un tipo incurable de cáncer en las células plasmáticas de la sangre, afecta a más de 19.000 personas en los Estados Unidos cada año. Inicialmente, las personas con mieloma múltiple no tienen síntomas; médicos se refieren a estos pacientes como asintomáticos. A menudo, una persona descubre que tiene mieloma múltiple cuando se reciben los análisis de sangre para otros procedimientos.
Problemas de riñon
Las personas con mieloma múltiple tienen más proteínas o calcio en la sangre, por lo que sus riñones tienen que trabajar más duro para filtrar la orina. Ellos pueden experimentar síntomas tales como debilidad, pérdida de apetito, confusión, sed y, finalmente, daño e insuficiencia renal.
Dolor
Cuando células de mieloma múltiple se acumulan, pueden debilitar los huesos y causar pequeñas fracturas en la espalda baja o en las costillas. Una persona con mieloma múltiple temprana puede sentir dolor en estas áreas del cuerpo.
Cansancio
Como células de mieloma múltiple proliferan, se suprime la producción de células rojas de la sangre. Esta condición, la anemia, puede hacer que una persona con mieloma múltiple se siente fatigado y débil.
Mayor riesgo de infección
Las personas con mieloma múltiple tienen más de 15 veces el riesgo de contraer infecciones como la neumonía, las tejas y las infecciones del tracto urinario.
Problemas del sistema nervioso
Debido a que el mieloma múltiple hace que los huesos se debilitan y agrietarse, una persona puede sentir sensaciones de hormigueo o adormecimiento como las estructuras óseas van estrechando e interferir con las señales nerviosas.